Quienes vencen al enemigo de adentro no tienen nada que temer del enemigo de afuera

Oyekun Meji Ese Ifa 2


ORUNMILA ENSEÑO A LA HUMANIDAD LA PROTECCIÓN CONTRA LA MUERTE PREMATURA

Fue Oyekun Meji quien reveló cómo Orunmila le enseñó a la humanidad la forma de protegerse de la muerte prematura. Cuando el hombre fue creado, la muerte consideró a la nueva criatura como la comida preferida para él alimentarse. Así, fue la muerte la única divinidad que se alegró de que Dios creara al hombre. Mientras que otras divinidades consideraban al hombre como a un ser inferior creado para servirlas, la muerte lo consideraba como provisión de alimento. No obstante, esperó a que el hombre se multiplicara y después de esto se dirigió a capricho a sus moradas a escogerlos con el fin de utilizarlos como comida. Por carecer de los medios de defensa propia, sin mencionar la lucha por respuesta, el hombre se resignó a la muerte, del ataque incesante por la muerte. Los hombres no tenían a quien apelar, ya que la lógica era que tanto como ellos consideraban a los animales inferiores como comida para alimentarse, la muerte consideraba al hombre como carne para comer.
Siempre que comprendamos la vencedora filosofía de la existencia de las plantas y animales, los cuales fueron creados para servir un propósito en el sistema planetario, no debemos molestarnos indebidamente ante la inevitabilidad de la muerte. Tal y como nosotros utilizamos las plantas y los animales inferiores para satisfacer nuestros hábitos y deseos preferidos, de la misma manera nos encontramos a merced de las divinidades más poderosas.
Habiéndose dado un papel que desempeñar en el sistema planetario, en el que se incluye la provisión de comida para los altos poderes, Dios nos ha otorgado el intelecto para defendernos como mejor podamos, ya sea apaciguando o mediante la diversión. Esto está claramente ilustrado en las siguientes revelaciones de Oyekun Meji.

  • Uku yee (La muerte se alegró de la creación del hombre)
  • Iruku yee (Robó humanos a capricho para comérselos)
  • Eku meji looruwe (Dos ratas estaban jugando en la tierra)
  • Eja meji ojoko loore (Dos pescados estaban jugando en el agua)
  • Olule adiye (La gallina había puesto sus huevos y había ido a descansar)
  • Ideregbe aaba murede (El chivo había tenido muchos hijos)
  • Agboghaka, eji laba odumeta (El fuerte carnero de tres años de edad)
  • Ako elila toun to oshukaare (El macho de la vaca estaba dotado de jugosa carne)

Fueron todos creados para apaciguar a la muerte, esta asamblea de animales ni apaciguó ni satisfizo a la muerte, la muerte continua enfocando, su mirada en la carne humana.
Cuando el hombre eventualmente se acercó a Orunmila en busca de adivinación acerca de cómo detener la amenaza de la muerte, éste le dijo que no había sacrificio que pudiera desviar la atención de la muerte sobre el hombre. Su carne constituía lo único que podía satisfacer su divino apetito. Todos los otros, ratas, pescados, aves, chivos, carneros, e incluso vacas, eran las comidas preferidas de los sacerdotes de las divinidades. Él les preguntó si había algo que pudiera impedir que ellos se alimentaran con sus comidas preferidas no obstante, les dijo que la mejor forma de protegerse de una divinidad malvada era haciendo sacrificio con lo que ella prohibía. Orunmila, en su capacidad de Eleri ipin (testigo de Dios en la creación), es el único que sabe lo que cada una de las divinidades prohibe.
Entonces él le aconsejó que prepararan ñames machacados o revueltos (obobo en bini y ewo u elo en yoruba) a lo cual se le debía agregar pequeñas güijas. También les aconsejó que buscaran un pollo pequeño vivo. Ellos buscaron los materiales y todos los hombres se reunieron en el salón de conferencias donde la muerte acostumbraba a escogerlos uno tras otro. Orunmila les aconsejó que se comieran el ñame machacado, pero que botaran las güijas. También debían atar una gallina negrao a la entrada de la casa de Eşu, sin matarlo.
Cuando la muerte se acercó a la cámara de conferencias para asestar aún otro ataque, halló las güijas que los hombres estaban desechando de sus comidas. Al ponerse las güijas en la boca con el fin de probar lo que los hombres estaban comiendo, no las pudo masticar, entonces pensó que aquellos que eran capaces de comerse objetos tan duros debían ser criaturas aterradoras capaces de luchar si se les provocaba demasiado. Mientras que la muerte meditaba en el próximo paso que iba a dar, el pollo a la entrada de la casa de Eşu comenzó a exclamar uku yee. Al escuchar el grito de la gallina negra, la muerte se alejó corriendo por tener prohibido el sonido de una gallina. La muerte entonces dejó a los hombres en paz y ellos se alegraron, dándoles las gracias a Orunmila por mostrarles el secreto de ella. Fue desde esa fecha que la muerte diseño otras formas de poder llegar al hombre.
Desde entonces, la muerte no pudo matar al hombre directamente porque él es de otro modo una divinidad medrosa. Se ha estado apoyando en sus hermanos más agresivos y vengadores como Ogún, la divinidad del hierro, quien mata mediante accidentes fatales; Şangó, la divinidad del trueno, quien mata mediante el rayo; Şankpana, quien mata mediante epidemias tales como la viruela, la varicela y el sarampión; la divinidad de la noches, quien mata mediante la brujería, etc. Cuando estas divinidades mortales se muestran lentas en la búsqueda de comida para la muerte, el rey de la muerte utiliza a enfermedad, su esposa, para que busque comida para la familia. Esto tuvo lugar después que el hombre hubo aprendido el secreto de cómo espantar a la muerte con anterioridad, la muerte hacia presa del hombre por sí mismo.
Por lo tanto, cuando Oyekun Meji aparece durante adivinación a la persona se le puede decir que la muerte lo está acechando, pero que debe hacer sacrificio a Eşu con ñames machacados mezclados con sal y aceite de palma y cargado todo con güijas. También deberá atar una gallina negra en el lugar sagrado de Eşu para espantar a la muerte.
Sin embargo, cuando Oyekun Meji sale en adivinación para un niño recién nacido, a los padres se le deberá decir que hagan sacrificios similares a los que hizo lluvia antes de venir al mundo de manera que el niño se le pueda ir por encima a los diferentes enemigos poderosos que está destinado a tener en el curso de su vida. Este tipo de sacrificio requiere de encantamientos especiales que sólo pueden ser hechos por adeptos al Ifismo.

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