OGBE IWORI DEMUESTRA QUE UN ANIMAL MUERTO CLAMA MÁS QUE UNO VIVO
Ogbe Iwori nació hijo de un sacerdote
de Ifá. De niño siempre estaba reuniendo multitudes y él se convertía
inconscientemente en el jefe o cabecilla de tales reuniones. Sin tener
entrenamiento formal, era capaz de ayudar a su padre en el arte y práctica de
Ifá. Su pericia como joven sacerdote de Ifá fue aclamada con rapidez y pronto
comprendió que él había nacido para adquirir grandeza. Cuando se hizo hombre,
se estableció en el pueblo de Llu Ajoji en Oyo, estado de Nigeria. Su casa se
convirtió en escena de reuniones semanales de todos los sacerdotes de la
localidad. Él era el más joven del grupo. Era la época del festival anual y la
conferencia decidió usar una cabra de tres años para la ceremonia. El joven
sugirió que era mejor que usaran una cabra muerta porque su llanto era más alto,
la sugerencia molestó a los mayores. La controversia se resolvió pidiéndole a
Ogbe Iwori que viniera con su cabra muerta al festival, el resto traería sus
cabras vivas.
El
día del festival los Awos trajeron sus cabras vivas y le pidieron a Ogbe Iwori
que mostrara su cabra muerta, para que demostrara que su llanto era más alto
que el de las vivas. Ogbe Iwori ocultó el tambor y el bastón usado para
golpearlo dentro de sus ropas y respondió que él mantenía su promesa de
demostración. El Ojugbona (sacerdote que se arrodilla para ofrecer sacrificio a
Ifá) recordó que la festividad debía comenzar con la ofrenda de un macho cabrío
a Eşu, ellos se agruparon ante Eşu para hacer la ofrenda, mientras esto sucedía
Ogbe Iwori comenzó a golpear el tambor, cuando regresaron los demás al
santuario de Ifá, él continuaba golpeando el tambor, ante aquel sonido los Awos
empezaron a bailar. Llegó el momento de ofrecer la cabra viva, esta vez le
dijeron que enseñara la cabra muerta, prometió hacerlo después que las cabras
vivas hubieran sido sacrificadas, mientras que duraron los sacrificios él
continuó tocando el tambor al ritmo de las canciones tradicionales que cantaban
los Awos, la música era tan bella que todos olvidaron la cabra muerta. Ojugbona
recordó que debía enseñar la cabra muerta, en ese momento el preguntó a los
otros Awos que voz sonaba más, la de las cabras vivas o la de su tambor, de
común acuerdo confirmaron que su tambor sonaba más. Él contó que la piel usada
para preparar el tambor que él había estado tocando había sido extraída de una
cabra muerta y de esta manera él servía a Ifá.
Al
final todos admitieron que él tenía la razón que una cabra muerta clama más que
una viva
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