OTURA SA Y ARICOŞE.

La jicotea al ver que lo había matado lo cargó y lo metió dentro de la estancia de Otura Sa, por lo que prendieron a este, aunque la gente decía que no era posible que Otura Sa lo hubiera matado, porque ellos eran muy buenos amigos y dudaban mucho de su culpabilidad a tal extremo que el gobernador dictó un bando diciendo que premiaría al matador de Aricoşe porque este había sido siempre muy malo.
Entonces la jicotea que leyó el bando creyó que había trabajado para Otura Sa y para ganarse el premio cogió un tambor y empezó por la calle a tocar cantando: Nioku Opa Aricoşe. E inmediatamente la prendieron.
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