OGUN EL OMO DE BABA.

Como Ogún, no creía muchos en los santos, no hizo el ebo y volvió otra vez para el monte con su machete a buscar el maja y le volvió a suceder lo mismo, pues lo veía pero no podía cogerlo, aunque él manejaba muy bien el machete y cortaba la manigua, pero el maja se le iba, cansado y desesperado volvió a casa de Orunmila a hacer el ebo.
Cuando Orunmila terminó de hacerle el ebo le dijo: no vayas al monte a buscar el maja, siéntate tranquilo en tu casa que allí lo cogerás. Sucedió que Ogún tenía un taburete y estando sentado en el mismo, del techo de la casa le cayó el maja, lo agarró y fue feliz.
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