EL HIJO DEL REY QUE NO OYÓ LOS CONSEJOS DE ORUNMILA.

La paloma venía dando vueltas por el espacio yendo a caer dentro de un río que había muy cerca de allí, el muchacho al ver que la corriente llevaba su paloma trató de cogerla y resbaló y también cae dentro del río, ya desesperado se le apareció una jicotea y se le ofreció salvarlo a cambio que él fuera su esclavo.
El muchacho consintió, la jicotea lo salvó y lo metió dentro de un tambor que ella tenía; el muchacho de vez en cuando solía cantar sus cuitas y la jicotea anunciaba que ella poseía un tambor que tocaba solo.
Desesperado el rey por la suerte de su querido hijo mandó a buscar a Orunmila y éste lo miró y le dijo al rey que si quería que su hijo apareciera tenía que dar una gran fiesta y convidar a todos los músicos de la ciudad que ahí se iba a aparecer su hijo. El rey así lo hizo, citó a todos los músicos que fueron llegando y uno por uno fueron tocando su instrumento delante del rey y de Orunmila, cuando le tocó a la jicotea ésta se apareció con un tambor y ese momento se puso a cantar el muchacho que estaba dentro y todos lo que estaban allí lo oyeron; Orunmila le dijo al rey que mandase a retirar a los músicos pero que dejaran sus instrumentos para que al día siguiente vinieran a recoger los premios, y cuando todos ellos se marcharon, sacaron al muchacho de dentro del tambor y pusieron un cao.
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