EL PLATO QUE USTED ROMPIÓ OTRO LO PAGARÁ.
Awo Osa Ka era muy mujeriego, un día se enamoró de la hija de su Oluwo, que era doncella. Esto estaba muy oculto, pero la joven quedó encinta y él no sabía qué hacer para evitarse el bochorno con su padrino, pues éste le había entregado a su hija en custodia mientras daba un viaje. En esos días llegó un aleyo arugbo (cliente viejo) a mirarse que estaba buscando una obinrin para casarse, salió este Ifá y le dijo: Ud. viene porque quieren que le hagan una obra para conseguir una mujer para casarse. Como eso era lo que el aleyo arugbo buscaba, hizo las obras que el Awó le mandó. El Awó después buscó la forma de que conociera a la joven sin que mediara su presencia.
El aleyo arugbo se enamoró de la joven y el Awó entonces le preparó a la joven su obo con lavados de mangle rojo tres días seguidos para estrechárselo como si fuera el de una doncella. El aleyo arugbo se casó con la joven pagando los platos rotos de Osa Ka.
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