EL HIJO DE ŞANGÓ NO MALTRATA A UNA HIJA DE OYÁ.
Osa Bara era un hombre orgulloso debido a su suerte en los negocios y en las mujeres. Él no le hacía caso a sus mayores, porque decía, que lo que Dios le dio nadie se lo podía quitar. Un día se encontró con una hija de Oyá, en donde quiso hacer de las suyas y abusar de la misma y darle mucho maltrato. Osa Bara era muy celoso y peleaba por gusto. A veces le pegaba a la mujer. Un día tuvo un sueño donde se veía en el espacio y que el viento se lo llevaba a otro mundo desconocido. Donde él, en el sueño, muy asustado, gritaba. Su mamá al escuchar a su hijo en su arrebato, acudió a ver lo que le sucedía; ésta sabía que algo raro le pasaba y como la madre le pidió a su ángel guardián, que no le pasara nada a su hijo, que ella sabía que era muy desobediente, resultó que el ángel de la guarda era Yemonjá. Entonces lo llamó por otro nombre. Este despertó de la pesadilla, contándole todo lo sucedido en el sueño, a su madre.
La madre le dijo: hijo tú me concedes una cosa, de ir a casa de Ogbeni-isin. Este le contestó muy asustado, si madre, vamos. Llegaron a casa de este señor, que resultó ser Orunmila. Al comenzar su registro, le salió este Ifá, en donde le dice, usted es hijo de Şangó, pero Yemonjá y Obatalá lo amparan mucho. pero toda su suerte está a los pies de una hija de Oyá, usted sabe que Şangó respeta mucho a Oyá, ya que ésta es su señora y vela por su hijo, pero los hijos de Şangó como es usted no pueden nunca maltratar a las hijas de Oyá, porque se fatalizan y pueden hasta perder su propia vida ya que Oyá es el viento y puede dejarlo sordo o inválido, de una mala corriente, en donde a usted le puede empezar por un calambre o reuma y quedarse paralítico. Ruéguele a Oyá y a Şangó, para que tenga suerte en todo.
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