EL NACIMENTO DE LA CANASTA.

Entonces el hombre desesperado como estaba se hico el ebo y cuando Orunmila terminó le dijo a Elegba que fuera con él para que lo ayudara a emprender su negocio.
Cuando llegaron a la casa, Elegba puso muchas canastas en el suelo y cuando venía la gente con sus mandados, él les decía: echen sus mandados aquí y verán que bien los llevan y así fue encausando las canastas, hasta que todos empezaron a conocerlas, llegando el día en que el hombre se vio rico. Gracias a Orunmila y Elegba.
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