EL LEÑADOR.
En este camino el leñador y el cocinero eran amigos que se querían como hermanos, la guerra los alejó un día de su país y los obligó a establecerse en un pueblo extraño. Tres mujeres que eran del mismo pueblo tuvieron que ir para allá, una en plata, otra en oro y la tercera en velas. El cocinero y el leñador llegaron a un acuerdo, mientras el leñador salía a trabajar el otro se quedaba cuidando la casa y las tres mujeres al ver al cocinero cuidando la puerta le pidieron agua y se sorprendieron al ver que éste hablaba su lengua y le dijeron: iyififa y su oka (que tenga salud) y el las enamoró para él y su amigo, pues le dijo: nuestra salvación serán esas mujeres.
Cuando regresó el leñador le contó todo y le dijo, para ti la que tiene oro y dejé para mí la que tiene plata. El leñador le dijo: guárdate las tres, que yo me basto solo y no quiero mujer. Cuando terminó la guerra, los dos amigos y las tres mujeres fueron para su tierra, las tres mujeres fueron a vivir a casa del cocinero y el leñador se fue a vivir solo, trabajando como un mulo. Un día el leñador Akelu dijo: que vida la mía, tengo un trabajo muy duro y no tengo mujer, tengo que ver a mi guía espiritual.
Cuando llegó la noche se fue a ver a Egun donde sabía que venían todos los Eguns amigos Amoni Ori, los guías espirituales de las personas. Él llegó dándose a conocer y les da cosas y no vio el suyo, los otros Eguns le dijeron que esperara que él llegara enseguida. Al fin llegó el guía espiritual con una carga de leña sobre su cabeza la que descargó y se puso a cocinar ñame con epo, vestía taparrabos y tenía una camisa enrollada a la cintura. Cuando terminó de comer vio a su protegido y le preguntó qué hacía allí y éste le respondió: yo sufro mucho en el mundo y le dijo retorna al mundo, tú aquí no has llegado todavía y le indicó un camino que lo llevaba a casa de Orunmila agregando: él te hará osode y te hará lo que tú necesitas para ser feliz y yo espiritualmente estaré con Ifá.
El leñador fue a casa de Orunmia que le vio Okana Otura y le marcó ebo, tenía que ponerle todo en una canasta y llevarlo al pie de iroko. El leñador lo hizo todo al pie de la letra y empezó a encontrar gran cantidad de maderas preciosas. La bonanza llegó y dijo: buena vida, diciendo kaferefun Orunmila, kaferefun Egun amigo amoni ori.
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