Quienes vencen al enemigo de adentro no tienen nada que temer del enemigo de afuera

Otura Meji Ese Ifa 2


ÉL HIZO ADIVINACIÓN PARA LA PLANTA DEL MANÍ.

Cuando la planta del maní iba a venir al mundo, fue Otura Meji quien hizo adivinación para ella. La planta del maní estaba muy ansiosa por tener muchos hijos para que su casta pudiera gozar de popularidad imperecedera en la tierra. Pero se le dijo que  hiciera sacrificio para que luego que tuviera tantos hijos, sus hermanos y hermanas no se volvieran para destruirlos. Se le aconsejó servir a Ifá con un carnero y a Eşu con un macho cabrío. Ella se negó a hacerlo y partió hacia el mundo sin realizar sacrificio alguno.
Al llegar al mundo, ella ciertamente fue muy productiva porque parió muchos hijos de una vez. Mientras tanto, Eşu informó a la coneja, quien acababa de tener a sus propios hijos y estaba buscando comida con qué alimentarlos, que la planta del maní había tenido hijos recientemente pero que había escondido a sus recién nacidos bajo tierra. Eşu también llamó la atención del erizo (okhaen en bini o urare en yoruba) y de la liebre (ekin en yoruba y orere en bini) sobre los valores nutricionales de los hijos de la planta de maní. Siguiendo el consejo de Eşu, todos ellos empezaron a alimentarse de los hijos de ésta.
Cuando ella se dio cuenta que se estaba quedando sin hijos, fue a ver a un Awó llamado Jemi Sudi por adivinación. El Awó también le aconsejó que sirviera a Ifá con un carnero y a Eşu con macho cabrío. Después de los sacrificios, Eşu fue por donde el labrador para aconsejarle que colocara trampas alrededor de su granja a fin de capturar los animales intrusos que la estaba asolando. El labrador siguió el consejo y rodeó su granja con trampas y capturaron a muchos de los animales. Cuando estos vieron que la planta del maní había sido protegida con efectividad, abandonaron el lugar y a la planta del maní y a sus hijos les fue posible sobrevivir y crecer para convertirse en cultivos rentables para la humanidad. Las semillas de la planta del maní también sobrevivieron para mantener a sus generaciones florecientes hasta el día de hoy. Más tarde, la planta del maní fue a dar gracias a Orunmila por ayudarla a sobrevivir del ataque de los que la rodeaban.

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