NACIÓ EL RESPETO ENTRE ŞANGÓ, OYÁ Y OGUN.
En este camino Oyá mantenía una guerra permanente con Şangó y en la misma ella usaba un machete largo y pesado, por lo que no podía manejarlo muy bien, recibiendo por tal motivo las burlas de Şangó. Ogún por su parte mantenía también una enconada guerra con Kabiosile, para la cual utilizaba 9 pequeños sables que eran insuficientes ante los impetuosos ataques de Şangó que además de vencerlo se burlaba de él. Accidentalmente se encontraron Ogún y Oyá, se conocieron y conversaron de sus cosas, llegando a la conclusión de que su enemigo común era Şangó y al profundizar en los detalles de la guerra de ambos que ellos tenían con Şangó salieron a relucir las burlas de éste y el por qué no podían vencerlo, entonces decidieron cambiar sus armas.
Oyá le entregó a Ogún su pesado machete y éste le entregó a Oyá sus nuevos sables (alfanges). Se separaron y a poco que había caminado, Oyá se encontró con Şangó quien atacó de inmediato pero Oyá sin embargo a diferencia de otras oportunidades, haciendo uso de sus 9 alfanges y con la velocidad del viento le dio tal batida a Şangó que éste sorprendido y horrorizado ante el ataque inesperado de Oyá huyo sin rumbo fijo, tropezándose en la huida con Ogún y recuperado un poco de la derrota frente a Oyá decidió desquitarse con Ogún y lo atacó sin piedad, pero éste enarbolando su gigantesco machete, no sólo se defendió con éxito sino que puso en retirada a Şangó, quien convencido del fortalecimiento de sus enemigos pactó con ellos y desde entonces Şangó, Ogún y Oyá se respetan.
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