ÉL CURÓ A LA DEIDAD DE LA PROSPERIDAD
Ogbe Ate fue un Awo famoso en el cielo donde le llamaban Abaketekete. La obra más importante que hizo fue curar a la deidad de la prosperidad (Ola Aje en Yoruba o Uwa en Beni). Ola Aje tenía muchos enemigos que se transformaban en ratones por la noche para morderlo mientras él dormía. Todos los Awos bien informados en el cielo habían intentado curarlo pero no pudieron, mientras más ellos trataban de curarlo más enfermo se ponía. Él tenía tres cuartos cuyas puertas estaban cerradas con cerrojos.
El primero de ellos encerraba al mensajero de la muerte, que tenía una porra en su mano para golpear hasta matar a todo aquel que osara entrar en él. La segunda puerta contenía Ogogohiahia, un agente de la divinidad de hechicería que era capaz de tragarse a todo aquel que se atreviera a entrar en la habitación. La tercera habitación contenía todos los dones de prosperidad capaces de enriquecer a todo aquel que pudiera entrar en ella.
Todos los Awos que intentaron curar a Ola Aje les dijeron que tocaran en la puerta de cualquiera de las tres habitaciones por compensación. Casi de forma pareja todos los Awos tocaron en las puertas equivocadas para no salir nunca más después de entrar. Cuando ya no quedaban más Awos, le llegó el turno a Abaketekete Oruki Ogbe Ate. Ola Aje mandó recados para informarle que la deidad de la prosperidad estaba gravemente enferma y que necesitaban que él viniera a curarle. Tan pronto como recibió el mensaje, él invitó a sus dos sustitutos favoritos Uroke Mi Lawo Ligorin y Oroke Milawo Leturuye para que adivinara para él. Ellos sonaron Ifá y Ogbe Ate apareció. Le aconsejaron que hiciera sacrificio con un chivo a Eşu y que buscara una paloma, rata, pescado, cabeza de gato y 50k en costo de jabón para hacer un preparado especial para el viaje. Se hizo el sacrificio y se buscaron las hojas apropiadas para preparar un jabón de baño especial. Ellos dijeron a su jefe que lo que incomodaba a Ola Aje estaba presente en él, en su casa y que si se bañaba con el jabón especial podría ver la identidad de los delincuentes en su sueño. Armado con el jabón especial, Abaketekete partió para responder la invitación de Ola Aje. Al llegar vio que éste estaba realmente enfermo, utilizó el jabón en él y después le entregó una tela blanca especial preparada para que se cubriera cuando durmiera. Ola Aje tuvo un sueño esa noche en el que veía a una de sus esposas que se transfiguraba en ratón y entraba en su cuarto. Al instante salía un gato de la jabonera preparada por Abaketekete, perseguía al ratón y lo mataba. Al tiempo su servidor favorito se transformó en otra rata gigante y entró en el cuarto, el gato se colocó y lo capturó, uno tras otro, los seis miembros de la casa se transfiguraban en rata para ir tras él a morderlo, pero eran eliminados por el gato. Ola Aje durmió en paz el resto de la noche. A la mañana siguiente agradeció al Awó por ayudarle en la cura de su enfermedad. Ellos se alegraban de la situación, se oyeron llantos que venían en la dirección de su harem, porque cinco de sus esposas y su servidor favorito no se despertaban. Ola Aje y el Awó fueron las únicas personas que sabían cuál era la causa que provocó la misteriosa muerte de los conspiradores mientras dormían. Sus cadáveres fueron arrojados lejos y enterrados después. A los siete días Ola Aje se puso totalmente bien y el Awo estaba todavía con él.
Al séptimo día el Awó pidió permiso para regresar a su casa. Para expresar su agradecimiento, su huésped le dijo que abriera una de las tres puertas de su tesorería y que cogiera cualquier cosa que viera. Cuando se disponía a abrir una de las puertas, Eşu se transfiguró en un jovencito y le trajo agua para que bebiera. El muchacho le advirtió que no entrara en las dos primeras puertas, le aconsejó que tocara las puertas y después de oir el sonido de tres gongos, saludara a sus ocupantes diciendo que estaba de pasada, el muchacho le dijo que las cosas buenas estaban en la tercera habitación, después de la advertencia se fue. Abaketekete actuó de la forma indicada por el joven, cuando llegó a la tercera puerta Abaketekete quedó confundido de indignación por la aparente ingratitud de Ola Aje. Él pensó que si Eşu no le hubiera avisado, probablemente estuviera muerto. En lugar de abrir la tercera puerta, decidió provocar estragos en el cielo, para darle así a Dios la posibilidad de intervenir y determinar la buena o mala fe de Ola Aje. Empezó a cantar una canción que decía:
Ere De Saka – Lu Bi Olisaka – Ere Fo Bojo – Erate Kporokporo
Mientras cantaba un niño que había estado esperando por llegar a vivir mediante Abaketekete habló desde del interior de la tercera habitación, Omiala Kpeji. El Awó llamó a Alakpejio y el niño respondió Omi Ro Ni O. Abaketekete cambió el tono melódico de su canción y le habló al niño de esta forma:
Maafoooko Du Kpa Asan Lo Rini – Maafo Obo Gi Do Ri Yon – Maafo Ni Yan Digi – Owo Lonje Loni
Después de esto, tocó en la tercera puerta y una voz le pidió que abriera, al abrir la puerta un niño corrió a él para abrazarlo llevando en su mano una corona, se la dio y le dijo que se la pusiera. Cuando Ola Aje vio el curso de los acontecimientos, reconoció la hazaña de Abaketekete al abrir la puerta correcta. Sin embargo tan pronto como Abaketekete estuvo dentro de la habitación, Ola Aje conjuró y la puerta se cerró bruscamente encarcelándolo dentro de la habitación. Después de pasar tres días en el cuarto, su ángel de la guarda le habló y le dijo que tuviera paciencia pues la perseverancia engendra prosperidad.
Su huésped decidió darle la prueba final, le dijo a Abaketekete que le dejaría regresar con toda la riqueza que había dentro de la habitación si era capaz de producir y mostrar un carnero padre, un pato y una paloma. Al instante Eşu amarró los huesos de un carnero padre, un pato y una paloma a una soga y lo sopló contra la pared y ésta se abrió para que la soga pasara. En cuanto los huesos entraron en la habitación se transformaron en animales vivos. Después de aquel milagro Abaketekete le contestó a Ola Aje que si abría la puerta vería los animales. Ola Aje abrió la puerta y cogió la soga para sacar los animales, después soltó a Abaketekete para que se fuera con todas las riquezas de la habitación, el niño dijo que se uniría a él en cuanto llegara a su casa. Llegó a casa en medio de gran alegría. Su esposa quedó embarazada al mes siguiente y dio a luz un niño que fue llamado Ala Kpeji Adeyemi.
Cuando este Odu se manifiesta en Igbodu se le dice a la persona que sirva al nuevo Ifá con un carnero padre, un pato y una paloma y a Eşu con un chivo.
Debe advertirle que poco después de preparar Ifá, pudiera desarrollarse un acontecimiento que lo llevaría a su arresto. Sin embargo será puesto en libertad si los sacrificios se realizan por adelantado y el incidente marcará el comienzo de su prosperidad. Tendrá un hijo después de la culminación de la ceremonia de iniciación de Ifá, el cual será llamado Adeyemi o Alakpeji.
En adivinación debe decírsele a la persona que tenga cuidado en extender su bondad a la gente para poder evitar el riesgo de perder su vida mediante la ingratitud de sus beneficiarios.
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