Quienes vencen al enemigo de adentro no tienen nada que temer del enemigo de afuera

Ofun Sa Ese Ifa 2


LA GUERRA DEL SOL Y LA LUNA.

En este camino el día tenía más poder que hoy, siempre la noche fue su rival. La lechuza como más inteligente fue su secretaria a quien el día le confiaba sus secretos. El mono era el amigo más fiel que tenía la lechuza y ésta veía de día. Una vez el día llamó a la lechuza para prepararle un trabajo para quitarle la luz a la noche, para que la misma tuviera que pagarle tributos por tener la luz del sol, ya que el día tenía de su parte a los demás astros menos la luna, la cual era la más orgullosa de todos.
El día encomendó a la lechuza que escribiera una carta invitándola a una fiesta, la letra tenía que ser escrita con ácidos, la cual la luna al verla perdiera la vista y por el resplandor la lechuza al hacer la carta tenía que ponerse la careta. El día y la lechuza se encerraron para que nadie se enterara de nada. Cuando la lechuza fue a entregarle la carta a la luna se encontró con el mono y le dijo: mira a propósito quería verte, qué te parece lo que quiere hacer el día a la luna, tan orgullosa y se lo contó todo al mono; pero la tiñosa que lo estaba escuchando todo salió volando y se lo contó a la luna.
Ésta enseguida salió en defensa de la noche lanzando toda su luz fría. En esto salió el sol en defensa del día y empezó una lucha tremenda y todo no fue más que discordia. En eso el día se enteró que el mono y la lechuza, los cuales todo habían hablado y comprendió que eso que le había pasado le estaba bien empleado porque nada que vaya a hacerse debe fiarse de la gente. El día llamó a la lechuza y la maldijo, diciéndole que mientras el mundo fuera mundo ya ella no volvería a ver la luz del día y de que nada que pasara debía hablarse obligándola a leer la carta sin la careta decretando esto su ceguera, el mono al ver esto pegó un grito y del susto se quedó sin habla para siempre al darle de beber el día el líquido que tenía preparado.
Por conversadores se quedaron, uno si la luz del día y el otro sin hablar más.
Nota: por este Ifá los que se prestan para hacerle un mal tienen un castigo de la naturaleza. Este castigo puede calificarse con el de quedarse ciego, mudo, imperfecto, tullido, etc.

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