Quienes vencen al enemigo de adentro no tienen nada que temer del enemigo de afuera

Irosu Meji Ese Ifa 2


ADIVINO A TODAS LAS DIVINIDADES ANTES DE QUE BAJARAN A LA TIERRA

En el cielo él se llamaba Akpejo Uku, esto es, el hombre que puede alterar el curso de la muerte, él le aconsejó a las 200 divinidades antes de que abandonaran el cielo que al llegar a la tierra debían restringirse en cuanto a la implantación de reglas y regulaciones inflexibles ya que las leyes rígidas engendran evasión. Les dijo que buscaran el apoyo de Eşu, ofreciéndole un macho cabrío, las divinidades lo rechazaron porque tradicionalmente habían despreciado a la divinidad traviesa. Orunmila fue el único que dio un macho cabrío a Eşu. Después de esto, todas las divinidades partieron hacia la tierra.
            Tan pronto como se establecieron en la tierra, el primer decreto que promulgaron fue que enseguida que a cualquiera de ellos le salieran cabellos grises, esa divinidad debía regresar al cielo. De acuerdo con el decreto, cualquiera que tuviera cabellos grises moría en su momento. Eventualmente, le llegó el turno a Orunmila de tener cabellos grises, tan pronto como el pelo gris se hizo prevalente en su cabeza, las otras divinidades le recordaron que le había llegado el momento de morir. Él estuvo de acuerdo con ellos en que ciertamente era hora de que regresara a su casa en el cielo.
            Entonces, él llamó a su Ifá quien le aconsejó que hiciera sacrificio con un macho cabrío a Eşu, también debía machacar ñame de agua con cenizas, echar el polvo en una bolsa hecha de palma de rafia y amarrado todo a la entrada principal de su casa. Después de esto, debía servir a su Ifá con un cerdo y darle de comida a las restantes divinidades con éste. Él hizo todos los sacrificios y preparados tal y como se le aconsejara.
Llegó entonces el día de la comida que se suponía que fuera la fiesta de despedida antes de que él partiera hacia el cielo. Tradicionalmente estaba prohibido entrar a la casa de cualquiera de las divinidades con un gorro en la cabeza, a medida que las divinidades iban llegando a la casa de Orunmila, éstas se tenían que quitar el gorro en la entrada. Allí Eşu frotaba el pelo del visitante con el polvo que se hallaba dentro de la bolsa que allí se encontraba y éste se tornaba gris al instante. Después de cruzar la entrada, el visitante se colocaba nuevamente el gorro en la cabeza. este ritual se llevó a cabo con cada una de las divinidades, aunque ellas lo desconocían.
            Al terminar la fiesta, todas las divinidades le preguntaron a Orunmila que cuando se iba a morir, él respondió que ya había completado sus preparativos para morir esa misma noche ya que se sentía muy complacido de participar en la muerte masiva que iba a tener lugar. Las divinidades se preguntaron qué quería decir él con muerte masiva ya que no había otra divinidad marcada para morir. Entonces Orunmila explicó que él no era el único que tenía cabellos grises y concluyó que todos tenían que morir de manera simultánea. Les dijo que se retiraran los gorros y todos descubrieron asombrados que la totalidad de los presentes en el recinto tenía cabellos completamente grises.
            A la luz de la perplejidad que le siguió a esto, enseguida aprobaron unánimamente una resolución de que a partir de ese momento, sólo debería morir aquellos que eran lo suficientemente viejos como para hacerlo. La resolución enfatizaba que la aparición de cabellos grises en la cabeza debía dejar de constituir la vara para medir el momento de la muerte. Fue así como Orunmila cambió el insano decreto de las divinidades ya que si esa ley hubiera persistido nadie viviría más de 40 o 50 años en la tierra.

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