LA RANA.

Como él carreteaba su tambor, fueron rápidamente a Enibadan cuando él llegó allí, ellos le dijeron que se esperase, que ellos lo traían para su casa cuando hubiesen recibido sus títulos otra vez; él le dijo a sus tamboreros que tocaran sus tambores y lo llevó hasta Oyo y así continuaron hasta que al fin llegaron a Yesa, pero cuando regresaban de Yesa, la medicina que estaba usando se terminó justamente cuando le faltaba poco para llegar a su casa, entonces, cayó en la cima de un árbol y por mucho que trató no pudo descender de allí. Poco después su familia se enteró del accidente y salieron en su búsqueda, cuando llegaron donde se encontraba, tomaron hachas y echaron abajo el árbol de algodón, en la cima del cual se hallaba rana. Cuando el árbol precipitó a rana sobre la tierra, éste se fracturó las piernas y los brazos. Cuando llevaron a rana para su casa comenzaron a curarlo, encendieron un fuego y lo estuvieron atendiendo toda la noche, cuando amaneció, la gente del pueblo estaban esperando su llegada, para así poder romper las hojas de su título sobre su cabeza; pero cuando ellos vieron que no llegaba, enviaron a un mensajero a su casa. Estos cuando vieron las condiciones en que se hallaba se lo dijeron al pueblo y ellos tomaron a otra persona y lo coronaron como rey; de esta forma rana jamás llegó a poseer su título a causa del exceso de felicidad y desde entonces el pueblo ha estado diciendo: "el exceso de felicidad fracturó las piernas de rana".
Dice Ifá: una felicidad o una bendición viene hacia alguien pero que él deberá hacer un sacrificio, no sea que esta oportunidad se le vaya de las manos.
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