EL
MATRIMONIO DE EJIOGBE.
La
primera persona que vio esa mañana fue una mujer de tez clara llamada Eji-alo.
Se enamoró de ella enseguida que la vio y la mujer le dijo que ella venía a
ofrecérsele en matrimonio. Después de casarse con la mujer, olvidó darle el
macho cabrío grande a Eşu como se le había dicho en el Cielo que hiciera.
Eji-alo era hija de un jefe muy rico de Ifá. Pronto quedó embarazada y tuvo un
varón que nació lisiado. El padre que era capaz de curar a otros lisiados, no podía
curar a su propio hijo. De ahí salió el dicho de que "un médico puede
curar a otros pero no a sí mismo". Eji-alo se sentía tan frustrada por el
nacimiento del lisiado que negó a quedarse con Ejiogbe para cuidar de él.
Eventualmente se fue de la casa dejando el niño atrás. De seguido, Eşu, Ogún y
Obalifon se reunieron con Ejiogbe para preguntarle por qué era que desde hacía
tiempo no se le veía afuera. Él respondió que Eji-alo lo había abandonado con
un niño lisiado para que fuera él quien lo cuidara. Eşu entonces se ofreció
para hablar con un Awó en el cielo. Los Awos resultaron ser Eduwe Meji y Ejo
Mojinja, quienes coincidentemente eran los dos Awos que habían hecho
adivinación para Ejiogbe durante su último viaje espiritual al Cielo. Ellos le
rodearon a Ejiogbe el macho cabrío grande que le habían dicho diera a Eşu
después de haberse casado en la tierra para que su esposa no lo dejara. Los dos
Awos prepararon una medicina para lavar las piernas del niño e inmediatamente
la vida volvió a las piernas de éste. Eso fue después de darle el macho cabrío
a Eşu. A pesar del sacrificio y de la curación del niño, Eji-alo no se
reconcilió con Ejiogbe porque ya ella se había casado con Oluweri. Sin embargo,
con una parte de la medicina utilizada para curar al hijo de Ejiogbe se preparó
en un aşe con el fin de que él la usara para ordenarle a la esposa que
regresara si así lo deseaba. Como ya él sabía que ella se había casado con otro
hombre, prefirió utilizarla para llamar a Eji-alo de manera que ella se
encontrara con él en un lugar alejado de los alrededores de Ifá. Él también
utilizó su aşe para ordenarle a Oluweri, quien había seducido a su esposa, que
se encontrara con él en el mismo lugar. Tan pronto como la pareja apareció, él
los conjuró para que cayeran al piso y los fusionó en un solo cuerpo de forma
tal que se movieran hacia adelante para siempre y nunca miraran atrás. Con esto
Eji-alo y Oluweri se convirtieron en un río, el cual actualmente se llama
Oluweri en el estado de Nigeria.
Cuando
Ejiogbe sale en la adivinación para una mujer que está pensando dejar a su
esposo, a ella se le deberá aconsejar que no lo haga pues las consecuencias de
seguro conducirán a la muerte, especialmente si la mujer es la esposa de un
sacerdote de Ifá.
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