Quienes vencen al enemigo de adentro no tienen nada que temer del enemigo de afuera

Ogbe Sa Ese Ifa 3


ÉL REVELA CÓMO ORUNMILA LIBRÓ A UN AMIGO DEL OTRO



 
Obini Bababa Nimerun Okpokpo adivinó para Okiki (Ekhi en Beni), cuando el carnero padre (agbo) su amigo íntimo conspiró para traicionarle durante el festival del ñame en el cielo. Okiki había incurrido en el desagrado de sus contemporáneos negándose habitualmente a participar en tareas públicas.
Una noche él tuvo un sueño que presagiaba que un asociado cercano iba a entregarlo para que lo ejecutaran. A la mañana siguiente fue por adivinación y le dijeron que hiciera sacrificio ofrendando un chivo a Eşu, gallo a Ogún y gallo a Şangó, los realizó rápidamente. Después se le aconsejó que no acompañara a ningún visitante lejos de su casa. Él alertó rápidamente a su esposa de que le advirtiera en caso de que él fuera a cometer el error de olvidar algunas de las dos advertencias.
Mientras tanto el plan era fraguado por sus enemigos para ejecutarlo durante el festival venidero. Sin embargo, era de común conocimiento de que Okiki era muy fuerte diabólicamente y que no iba ser fácil aprehenderlo. Su mejor amigo, el carnero padre (agbo) se prestó voluntariamente para capturarlo y entregarlo vivo para la ejecución. Un día agbo gritó su nombre desde afuera de la casa. Su esposa le recordó al instante que no respondiera. Reconociendo la voz como la de su amigo agbo, él le dijo a la esposa que ningún peligro podría acontecerle, respondió al llamado y acomodó a agbo en su casa y lo entretuvo. Cuando agbo se preparaba para regresar le pidió a Okiki que lo acompañara, una vez más la esposa le advirtió del peligro, él ignoró la advertencia.
En cuanto los dos amigos llegaron al bosque, agbo le dijo a Okiki que él quería enseñarle un juego nuevo que consistía en trepar un árbol y saltar desde una copa hacia un ataud de madera abierto, agbo demostró con éxito cómo funcionaba el juego y le pidió a Okiki que lo intentara. Agbo sacó una nuez de kola de su bolsa y se la dio a su amigo para que la comiera, el efecto que debía hacer la nuez de kola era hipnotizar a Okiki para que aceptara sus sugerencias, agbo sabía que Okiki no rehusaría esa oferta, su comida favorita.
Okiki acostumbraba a llevar puesto una ajorca de bronce sin costura llamada abagun la cual tenía la capacidad de ver a través todos los peligros reales o aparente. Comiéndose la nuez de kola se había neutralizado el poder de su ajorca de bronce. Esta es la razón por la cual cuando este Odu aparece en una ceremonia de iniciación en Igbodu se le debe decir a la persona que prohiba la nuez de kola para el resto de su vida.
Si este aparece en adivinación ordinaria, debe aconsejarsele a la persona que no coma nuez de kola por un periodo mínimo de siete días.
En conformidad con el deseo de su amigo, Okiki se trepó a la copa del árbol. Mientras se lanzaba hacia el ataúd que estaba en el piso, agbo descubrió el ataúd inmediatamente con su red, preparada especialmente para llevar a cabo su malvado plan. La red fue construida de perlas de Şangó de múltiples colores llamada etutu-okpon en Yoruba. Tan pronto como Okiki cayó dentro de él, fue amarrado en el lugar. Rápidamente agbo cerró el ataúd y salió a entregar a Okiki a sus enemigos.
Antes de lanzarse a la aventura, agbo se había ofrecido para ser sacrificado si fallaba en su misión. Viendo que había sido engañado por su amigo, Okiki recordó las advertencias de Orunmila, aunque él nunca esperó que se fueran a manifestar. Viendo cuán desamparado se encontraba, empezó a llorar pidiendo ayuda a las deidades a las cuales le había hecho sacrificio con el siguiente canto:
Okpa Kere Mi Ye Mi Ko – Oji Fere Mi Ye Mi Ko –
Agbo Mumi Lo Orun O – Okpe Mi Ye Mi Ko
Fue un llamado de aflicción a Eşu, Şangó y Ogún pidiéndoles ayuda.
Şangó respondió con un ventarrón fuerte que fue seguido por una tormenta eléctrica y un fuerte aguacero. Ogún reaccionó tumbando todos los árboles y sogas o cordeles que se encontraban a lo largo del camino de agbo. Entonces Eşu movió sobre la copa de los árboles derribados y desató la red que amarraba a Okiki, al encontrarse libre, abrió el ataúd y se agarró a la rama de un árbol, trepó en busca de seguridad, dejando su ajorca de bronce y el pedazo de nuez de kola dentro del ataúd. Cuando llegó a su casa, le narró a su esposa lo sucedido, la cual lo amonestó diciéndole que ese fue el precio que pagó por ignorar las advertencias que le había hecho.
Cuando se calmaron el viento y la lluvia, agbo sacudió el ataúd y algo hizo ruido dentro de él, sin saber que sólo eran la ajorca y la nuez de kola. Llegó a su destino, puso el ataúd en el piso y dijo que había cumplido con su promesa, entregándoles a Okiki, Eşu que sabía lo sucedido, aplaudió despreciablemente a agbo y convocó a una conferencia de todas las mujeres del cielo para que vinieran y aclamaran a agbo.
Cuando abrieron el ataúd vieron que estaba vacío, solamente encontraron la nuez de kola y la ajorca. Al preguntarle sobre el paradero de Okiki, agbo respondió solamente meeeh, que es su llanto hasta el día de hoy.
Las mujeres insistieron en que ellas no podían esperar más y pidieron la ejecución de agbo, en conformidad con su promesa antes que dispusiera escaparse. Abrumado por la derrota y la vergüenza, agbo se entregó a las mujeres quienes lo llevaron al ejecutor divino y fue decapitado.
Esto explica por qué cuando el carnero padre es amarrado con una soga, sigue de buena gana a las mujeres por causa de la vergüenza que lo abrumó aquel día en el cielo. Un hombre tiene que arratrar o ir tirando al carnero para que lo siga, mientras que él no ofrece ninguna resistencia cuando una mujer coge la cuerda que está atada a su cuello.
Él tampoco ofreció resistencia cuando estaba siendo ejecutado, lo cual permanece como tradición hasta nuestros días.
Cuando se manifiesta en adivinación, se le debe aconsejar a la persona que haga sacrificio con un chivo a Eşu, gallo a Ogún y gallo a Şangó para poder evitar el peligro de ser engañado por un amigo cercano.

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