EL EGUN DE LA CUEVA.

Entonces empezaron las grandes guerras con otros Awoses, aún con su propio padrino, el cual al ver la prosperidad de su hijo, deseaba aislarlo con vistas a esclavizarlo a sus designios. Ayemade Awó Oşe Paure, al verse acosado por todos aún por su propio padrino, decidió hastiado de todos sus semejantes, e impulsado por Egun Obalogun irse a vivir a una cueva lejana que había en esa tierra.
Allí continuó sus meditaciones y sus comunicaciones mentales con los poderosos Egun Obani, que junto con Obalun influenciaban su mente, aquella soledad y el constante contacto con los Egun Ogbani, fueron trasformando el carácter de Oşe Paure, el cual se había encomendado a Egun gbogbo Orişa e Ifá, donde detestaba a todos sus semejantes. Mientras tanto en la tierra Mogun Yewe Inle, se había comenzado a sentir la falta de Oşe Paure y todos aclamaban por su presencia, pero nadie sabía cómo encontrarlo, pues desconocían el sitio donde él se había ido a vivir.
En esos días Ayamade Oşe Paure Awó, había hecho osode y se vio este Ifá, rogándose la cabeza con eya tuto y viéndose se acostó a Dudule en el sueño, se le presentó Egun Obalun, el cual le dijo, que para vencer sus dificultades, buscara en la cueva donde él vivía, que había una tumba, que era el antecesor de esa tierra que sacara sus gungun elese otun y con eso preparara un gran secreto con okoto y lo pusiera a comer con su Ifá, para obtener el vencimiento de sus guerras. Cuando se despertó Oşe Paure recorrió la cueva y encontró el fondo, la sepultura y de ella salió una voz, que le dijo: soy Orişaoko Poolo y te voy a ayudar. Oşe Paure escarbó y encontró gungun elese otun egun recogió las okoto de colores y con eso hizo un kobelofe de Orişaoko, cubriéndola con igbole (teja) dándole de comer con su Ifá y en esos momentos llegaron a la cueva.
La gente del pueblo que se quedaron maravillados de ver a Oşe Paure, dándole de comer a aquella kobelofe tan bella por su okoto e yewe multicolores, donde ellos le pidieron perdón y que volviera a ser el Awó de su tierra. Él aceptó pero siempre conservó, el principio de desconfianza hacia sus semejantes, llegó a ser Kiamfe Awó Oşe Paure, aún más famoso que antes y tomó la dirección de aquella tierra.
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