EL BARRIL DE PÓLVORA.
En este camino Ayaba era la reina de los iyebu (población yoruba) Ageman (Orişa) que viste de blanco, la cual reinaba sobre la tierra de los iyebu ode y de los iyebu Ageman. El emir (rey jefe) de Akomaro de los hausa (guerreros nómadas del desierto) le declaró la guerra; los hijos de Ageman eran guerreros de Ikuanka (secta de Ogún) y se lanzaron al frente de sus ejércitos pero perecían uno a uno, delante de las terribles huestes del emir, donde la misma Ageman se ciñó su casco de guerrera que era de estaño empuñando su lanza y barrilito de atukun que Ariritari (Oşosi) rey de Ode y vasallo suyo le había regalado, pues lo había traído de sus correrías por Shangai.
La batalla era muy cruenta y Ageman y sus generales tuvieron que replegarse momento que ella aprovechó y fue a verse con Orunmila quien le vio este Ifá y le dijo: a usted la salvará una cosa que le han regalado y que trae consigo pues la destrucción la tiene encima y si no se apura hasta la vida perderá. Ella le contestó: lo único que traigo encima es este barrilito de atukun que me lo regaló Ariritari. Eso mismo es dijo Orunmila y acto seguido le hizo ebo con el barrilito, su ropa y su güiro.
Después de terminar la rogación Orunmila le dijo: en la próxima batalla ponle a este barrilito este güirito encima con una cara de mujer pintada y casco de guerrera, después lo vistes con tu ropa y lo montas encima de tu ibaka (camello) y procura lanzarlo en medio de las huestes del emir. Pocos días después, las huestes del emir se presentaron a sitiar a Idoma, Ageman se presentó a combatirlo con sus guerreros de Ikuanka Insu Oşuere (amazonas) e hizo al pie de la letra todo lo que le había indicado Orunmila. Cuando el camello se azoró se introdujo entre los guerreros del emir, que al verlo creyeron que se trataba de la reina Ageman que había caído en el cerco; arremetieron con gran fuerza sobre el camello y hasta el propio emir disparó su espingarda sobre la que creía que era la reina, estallando el barrilito de atukun, matando al emir y a una gran parte de sus soldados. Este hecho hizo cundir el pánico entre las huestes del emir y los Ikuankas y las osimeres liquidaron fácilmente las huestes del emir. Así fue como se salvó el reino de los Iyesu con el sacrificio por parte de Ageman del regalo que le hiciera Ariritari y desde entonces en recuerdo de estos Orişas funfun más nunca utilizaron la pólvora.
Nota: en este Ifá Obatalá dejó la pólvora, ésta salva y pierde.
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