LA TIERRA CHINA.
En este camino fue donde Oşún tuvo que huir de la tierra ayebu para la tierra imele, y cuando iba por el camino estaba hambrienta y vio una adie con tres jio jio, y como no pudo coger a la adie, cogió a dos pollitos y cuando iba a coger el tercero, se le reventó entre las manos y la eyerbale cayó en la tierra, y ella cogió esa tierra y la guardó.
Oşún asó los jio jio y se los ofreció a Eşu para que este la acompañara, pero como ella no había comido, Eşu, que vio la adie la cogió y se la dio a ella y después que se la comió siguió su camino y así llegó a un sitio donde todo era cenagoso y cuando fue a pasar Eşu cogió un tronco, la montó él mismo, y ambos pasaron.
Continuaron camino hasta llegar a un desfiladero y vieron una casita con un molino muy bonito que quedaba a los pies de un río y como Oşún estaba cansada se acostó mientras Eşu cuidaba de que nada la molestara.
Cuando amaneció continuaron su camino y poco después llegaron a un palacio en forma de templo donde estaban discutiendo sobre una guerra que no se terminaba nunca, y el jefe ya estaba cansado de que le mataran tanta gente. A Oşún la sorprendieron porque se aproximó mucho y fue llevada ante la presencia del rey y cuando este la vio le preguntó ¿y tú quién eres? y ella le contestó: yo soy Emi Ibu Aro, ¿y de dónde eres?, yo soy de mini larin ibu ati okenla, del otro lado de la montaña y del río. Y entonces el rey le dijo: tú sabes que todo el que aquí espia tiene que morir, pero antes tienes que cocinar.
Eşu y Oşún viendo que estaban perdidos salieron en busca de alimentos para cocinar la comida, y sólo hallaron 4 eleguede blancas y una amarilla que era puntiaguda; y Oşún pensó: tenemos que llegar donde Olofin y acto seguido preparó un sancocho de eleguede y después dijo, a estos los domino yo; sacó un poco de la tierra con eyebale de los jio jio y se la echó al ajíaco y cuando los reyes comieron a uno le dio un fuerte dolor de estómago, a otro descomposición, a otro una embolia; el rey vomitó y daba gritos del dolor de estómago que tenía y le suplicó a Oşún que lo salvara, que le daría todo lo que ella deseara.
Oşún le dijo: yo te curo, pero quiero ser la reina del palacio del río y de las casitas que he visto, y si no quieres que tus hijos mueran más, tienes que cumplir con Oyá y con Eşu, y que tus mujeres no hagan más por no parir; pero serán tantos aquí, que si no cumples con Oyá por utilizar su fuerza, ella misma acabara contigo y que no adubule más en la eni ore (estera) sino en igui.
Oşún salió y fue donde estaba Olofin, cumplió, le dio el mensaje, y regresó. Cuando ésta llegó vio a un hombre muy vistoso y le preguntó, ¿ud. quién es? y él contestó, yo soy Orunmila Awo Eleripin Omo Olofin. Oşún al oir esto pensó: con este me quedo yo para que me ayude a vencer a estos y por lo anterior que Orunmila vivió en la tierra china de pasada cuando estaba recorriendo el mundo, y el por qué los chinos castigan los abortos, siempre están en guerras, duermen en tabla, y sólo los reyes, Oşún y Orunmila durmieron en la estera, quitándose los zapatos para caminar sobre ella, pues es la cama y la mesa de todos los reyes. Maferefun Ibu Aro y Eşu Atitan.
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