LA SOCIEDAD DE LOS TRES AMIGOS.
Por este camino había una vez tres hombres que se encontraban a la orilla de un río meditando su pobreza. En eso pasó por allí un hombre rico por sus muchos negocios, y después de preguntarles la causa de sus preocupaciones les ofreció trabajo en su finca. Los tres hombres aceptaron satisfechos a condición de que una vez cumplido cabalmente el compromiso, recobrarían su libertad, para poder retornar cada cual a su país. Estos hombres antes habían ido a ver a Orunmila, éste les hizo osode y les vio este Ifá; recomendándoles que tenían que hacer ebo y cumplir con Eşu para que éste no los fuera a destruir. Pero ninguno de los tres creyó en las prédicas de Orunmila. Pasó el tiempo y los tres hombres habían cumplido a satisfacción con su trabajo, más al ir a recibir su salario, uno de ellos le dijo al dueño de la finca: señor, en vez de dinero quisiera que me entregara un cerdo, cosa que fue cumplida al instante. Los otros dos amigos en cambio recibieron el jornal estipulado.
Contentos los tres con sus ganancias llegaron al pueblo, donde uno de los que había percibido su salario, compró una olla y el otro un saco de arroz. Con el cerdo, la olla y el saco de arroz se dirigieron a la orilla del río, donde tiempos atrás los había encontrado el hombre que los empleó. Entonces el que compró la olla dijo: ¿por qué habré gastado mi dinero en esta olla, si no tengo qué poner en ella?; el dueño del cerdo dijo: yo tengo un cerdo, sin embargo me falta la olla para cocinarlo; entonces habló el tercero y dijo: amigos, puesto que vosotros tenéis el cerdo, la olla y yo el arroz y las tres cosas valen igual, juntémoslas y hagamos con ellas nuestra comida, nadie saldrá perjudicado por ello. Así lo hicieron los tres hombres y cuando tenían preparada la comida, el que hablo de último le dijo al de la olla, que fuera a la fuente cercana a llenar las calabazas. Iré con gusto, respondió, con tal que no comáis hasta que yo regrese; pero al ir a buscar el agua, Eşu, que lo estaba vigilando le chifló en el momento en que iba a coger el agua y al querer indagar quién era el que le había chiflado, tropezó con una piedra y se cayó a un hondo barranco que había cerca de la fuente, matándose. Al advertir la tardanza de éste el ambicioso compañero que lo habían enviado a la fuente dirigiéndose al que había puesto el cerdo, le hizo el mismo ruego, éste no rehusó, con la condición de que lo esperara para comenzar a comer. Cuando el segundo hombre llegó a la fuente Eşu le hizo lo mismo que al anterior, teniendo el mismo trágico fin. Entre tanto el que había puesto el arroz estaba muy contento, al verse solo ante tan abundante festín, del que iba a disfrutar sin la molestia de los demás compañeros y se decía, comeré carne y arroz hasta quedar harto. En esto se le presentó Eşu disfrazado de pordiosero y le pidió comer; al ver que el pordiosero no se movía cogió un madero para golpearlo, pero Eşu se puso a hacer jaranas y el hombre a perseguirlo en veloz carrera por sobre aquellos barrancos hasta que le sucedió lo mismo que a sus compañeros.
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