LA JÍCARA Y EL GÜIRO.

Al poco tiempo se apareció el dueño del terreno y al ver tantísimos güiros secos, sacó un machete y empezó a cortar güiros, pero ya Orunmila había seguido más adelante y se había encontrado con la jícara que la había mandado a que hiciera ebo y la jícara le obedeció y cuando la tiraron al agua, ella salió a flote y desde entonces la jícara sirvió para todo el mundo.
Al ver el güiro como estaba la jícara, éste se llenó de bochorno y se lanzó al río, yéndose para el fondo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario