LA VAGANCIA, LA PORFIA Y LA DESOBEDIENCIA.
En la tierra Obayokoye vivía Oba quien estaba muy pobre, triste y decepcionada de ver su tierra sin prosperar a causa de que la gente que allí vivía no le gustaba trabajar vivían de lo que ella buscaba.
Esto le había pasado a Oba por una maldición de Şangó, pues ella con su poder se creía muy fuerte y le había hecho pasar un bochorno, después se fue a vivir a esa tierra cuyo nombre se lo había puesto ella misma, era una tierra raquítica que no estaba reconocida; cuando Oba llegó allí cantó:
Obayokoye Lodeo Mamawo Iba Soreo
Y empezó a salir la gente de allí, la cual estaba raquítica y mal de salud, pero a su manera vivían bien, Oba le dijo: yo los voy a ayudar para que vivan mejor y ellos le contestaron: nosotros estamos contentos así. Oba empezó a luchar con toda esta gente, pero no le veía el progreso a la tierra Obayokoye.
Un día se paró Oba a la orilla de un río y empezó a rezar y a pedirle a Olofin que le ayudara, después se puso a caminar y llegó a la tierra de Obaaye, donde vivía Şangó junto con Elegba, Şangó que la vio se escondió y le dijo a Elegba: mira allí esta Oba, vete con ella para que la ayudes que yo voy a llegar antes que ustedes y le voy a hablar a esa gente de la tierra Obayokoye y el que no me haga caso se le voy a entregar a Ogún. Y así lo hizo, todo el mundo empezó a trabajar y a producir antes que llegara Oba y Elegba.
Cuando Oba y Elegba llegaron, al ver ella lo que había pasado se puso muy contenta y le dijo a Elegba, parece que Olofin me oyó. Elegba le contestó con una encantación:
Obanile Onire Şango Obanile Baba Waye Şango
Oba empezó a llorar de emoción por lo que Şangó había hecho, entonces Elegba le dijo: mira lo que ha dejado Şangó, Oba miró y vio varias otas y Elegba le dijo, esto tú tienes que atenderlo y darle de comer etu, Elegba después de esto se puso a enamorar a Oba y tuvieron un hijo, al que le pusieron el nombre de aquella tierra, o sea Obayokoye.
Este hijo fue creciendo pero tampoco le gustaba trabajar y Oba siempre se le estaba quejando a Elegba, hasta que un día se incómodo, cogio a Obayokoye y lo puso en un camino. Un día Şango pasó por allí y se encontró con omo Obayokoye que le dijo, mira cómo estoy Şangó y éste le contestó, esto te ha pasado por tu desobediencia, así que tú vivirás del destino.
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