LA PERSONA POR SU CODICIA PIERDE SU SUERTE.
Había un campesino que en su finca tenía unas palmeras para él desconocidas que crecían a la orilla del río que producían un fruto para desconocido. Sucedió que cuando ese río se crecía nadie podía pasarlo pues no había atajos. En una de las crecidas del río, llegó a aquella finca el rey de aquella comarca y al no poder cruzar el río, le ofreció dinero al campesino para que cortara una de aquellas palmeras de modo que cayera sobre el ancho río para caminando sobre ella poder seguir su camino. Así lo hizo el campesino. Cada vez que el río se crecía y las gentes deseaban cruzar el río le tenían que pagar dinero al campesino para que éste tumbara una palmera para poder cruzarlo.
Cuando al campesino le quedaban solo dos o tres de aquellas palmeras, soñó que las mismas representaban un valor mayor que él obtenía cada vez que cortaba una de ella. Al día siguiente el campesino fue a mirarse con Orunmila (con el Awó del pueblo) y le salió este Ifá y el Awó le dijo: para Ud. ser feliz en su vida tiene que dejar de cortar esas matas y seguir a Ifá.
Dice Ifa en este camino determina que la persona no trabaja Ifá, pues se dedica a otras labores que él cree más productivas económicamente, pero carece de felicidad. Tiene que trabajar Ifá para que conozca la felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario