CUANDO EL HIJO IBA A MATAR AL PADRE.
En este camino, había un pueblo el cual tenía un rey, quien tenía muchas mujeres y con ellas muchos hijos, de estos hijos, había uno que él no conocía, este hijo hubo de salir parrandero igual que el padre. Donde este niño nació no se podía poner ninguna bandera, sino un sólo día, era cuando esto estaba autorizado. El muchacho pasa por alto estas disposiciones y pone su bandera todos los días. El pueblo al ver la actitud indisciplinada del muchacho en poner su bandera, se enfurecen con él, y van a ver a Olofin para denunciarlo, Olofin lo expulsó del pueblo, porque él hacía las cosas distintas a todo el mundo.
Al irse del pueblo, el muchacho creó un estado de guerra en el pueblo donde el muchacho organiza su ejército y se desata la guerra contra el ejército del rey, donde en las batallas siempre los soldados del rey manifestaban que el muchacho tenía la misma forma de guerrear que ellos. Cuando se iba a aplicar la sentencia al rey, la madre del muchacho se arrodilla delante del hijo y le dijo: tú no puedes matar, pues este hombre es tu padre, al oír esto el rey dijo con gran alegría: "por eso tenía que ser vencido, porque tú eres mi hijo, eres mi sangre" y se quitó la corona y se la puso al muchacho y por la emoción el padre de la alegría, cayó muerto.
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