LA CONSPIRACION CONTRA OLODUMARE
En cierta época 1700 divinidades
tramaron una conspiración en contra de Olódùmarè. Las divinidades
envidiaban el estatus del magnánimo y discutían acerca del control de este por encima de todo y su
autoridad absoluta, por ende cuestionaban su derecho a tener ese dominio.
Cierto día se dirigieron al palacio de Olódùmarè y le expusieron que
debía retirarse de su alto puesto al menos por un periodo de 16 años, mientras
tanto ellos tomarían el control absoluto de los asuntos en la tierra. Olódùmarè
conocía el desatino de las divinidades sin embargo con el buen carácter que lo
caracteriza les dijo que estaba de acuerdo con su proposición, sólo que en
primera instancia les dejaría intentar con un experimento fácil y en referencia
a esta proposición les pregunto ¿Qué tal si ustedes se hacen cargo de la tierra
como me lo han propuesto por un periodo de prueba de 16 días? En caso que todo
resulte satisfactorio ustedes gobernaran por encima de todo y todos.
En respuesta a esta interrogante
las divinidades inmediatamente accedieron, pues estaban plenamente seguros de
sus habilidades. Al finalizar la reunión, tan pronto se marcharon las
divinidades del palacio sagrado y en consecuencia de su destitución Olódùmarè
apagó la maquinaria del universo, por ende absolutamente todo automáticamente
se disipó, posteriormente se puso a meditar cual era la mejor forma de hacerse
cargo de sus nuevas responsabilidades. No habían transcurrido ni 8 días y las
divinidades ya se encontraban en problemas y en completa confusión, intentaron
todo cuanto pudieron para mantener el universo funcionando, sin embargo no
lograron absolutamente nada. Olódùmarè no proveía lluvia y
consecuentemente los ríos cesaron de fluir, los arroyos se bloquearon con hojas
secas, los ñames brotaban pero no maduraban, el maíz no maduraba, la gente
tenía que chupar el jugo de los árboles para aplacar la sed, etc. Ọ̀rúnmìlà
al percatarse de esto intento conseguir el consejo de Ifá, pero
infortunadamente los instrumentos de adivinación no funcionaron, los festines
que las divinidades tenían diariamente cesaron, toda la tierra iba en
decadencia y categóricamente al camino de la muerte. Las divinidades no sabían
qué hacer y no tenían más remedio que ir nuevamente con Olódùmarè.
Avergonzados y con las cabezas inclinadas, retornaron al palacio del supremo y
le confesaron su desatino, reconocieron su soberanía y supremacía sobre todo e
imploraron su misericordia. Al escuchar las suplicas de las divinidades Olódùmarè
encendió nuevamente la maquinaria del universo y prestamente todo se torno
normal. Al retirarse las divinidades del palacio del gran soberano cantaron:
Njé à bá f’
eégún ’lé şe’ gbèje,
K’ á f’ Òrìşà Ọjà s’ egbèfà,
Òrìşà bí Olódùmarè kò sí mó,
Olódùmarè mà l’ Ọba pàtàkì
Njé Ẹjọ́ a wí nsèyí
Èdùmàrè l’ ó járe o,
Èdùmàrè
Habiendo 1700
divinidades en la casa
Habiendo 1700
divinidades del mercado
Aún no hay una
sola divinidad que se compare con Olódùmarè
Olódùmarè es el único rey
En nuestra última
disputa
Èdùmàrè es el que ganó
sí Èdùmàrè
Los Yorùbá aseguran que
las 1700 divinidades admitiendo la supremacía de Olódùmarè sobre ellos
le rinden tributos anuales, este hecho es ciertamente una prueba suficiente de
la supremacía del gran monarca.
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