Quienes vencen al enemigo de adentro no tienen nada que temer del enemigo de afuera

Iwori Okanran Ese Ifa 2


DELE TIEMPO AL TIEMPO.

Había un hombre el cual tenía una hija menor de edad quien tenía un enamorado y los dos se querían, pero su padre se oponía a esas relaciones por tratarse de un individuo vicioso, pendenciero y de malos antecedentes sociales que siempre estaba en trifulcas.
El padre la aconsejaba para que ella desbaratara esas relaciones y se buscara un joven de buena conducta, que la quisiera de verdad, pero la hija no lo obedecía. Un día el padre la encierra en su cuarto para que así no pudiera ver a su enamorado y la vigilaba constantemente para evitar que llegara a algo más profundo con aquel hombre.
Sucedió que un día la hija, ya cansada de tanto acoso por su padre y a instancias de su enamorado se fue con el aprovechando un descuido que tuvo el padre. La madre para evitar líos y el bochorno, aconsejó al padre para que no la buscara ni diera cuenta a las autoridades. El padre después de mucho batallar con su mujer accedió y se quedó tranquilo.
El marido de la muchacha al ver que el padre no lo buscaba, que no había dado cuenta a la justicia y que todo se había quedado como si nada empezó a pensar que el padre estaba ideando o tramando algo en su contra para perjudicarlo o hacerle algo malo personalmente, llegando al extremo de ponerse muy tenso y alterado de los nervios; cosa esta que fue detectada por la joven esposa. Ésta un día fue a la casa de juego que frecuentaba el marido y lo notó sumamente nervioso y mirando para todos lados como si alguien lo persiguiera y con el temor reflejado en el rostro.
Hablando con el se lo llevó para su casa y allí ella le hizo saber que se había dado cuenta del desasosiego que él estaba viviendo y le preguntó a que se debía; él le respondió que no tenía miedo, pero que no podía vivir pensando que el padre de ella pudiera hacerle daño a ambos y por eso era que estaba cauteloso.
Tiempo después, aquel hombre decide dejar el juego y la vida que estaba llevando y comenzó a trabajar honradamente y a llevar una conducta intachable y cuando volvía por la tarde del trabajo ya no salía más de la casa, pasando con su mujer toda la noche. Sucedió que la mujer quedó embarazada y al tiempo dio a luz una hermosa niña y entonces aprovechando esa oportunidad la pareja fue con la niña a casa del suegro, llevándoles algunos presentes.
El suegro sabiendo el cambio que había dado el muchacho, lo recibió como si fuera su propio hijo y poco después se celebró la boda y todo el mundo vivió feliz y contento en estrecha armonía.

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