Quienes vencen al enemigo de adentro no tienen nada que temer del enemigo de afuera

Ogbe Owonrin Ese Ifa 2

REVELÓ CÓMO LLEGÓ AL MUNDO LAS COSECHAS DE ALIMENTOS

Fowo lo un, Foşe losin – adifa fun lesu – abufun agbado – 
atun bufun ogede ati laakpa
Esos fueron los Awos que adivinaron para el ñame, el maíz, plátano y cocoyan cuando estos dejaban el cielo para venir a la tierra. Les aconsejaron que hicieran sacrificio y que evitara viajar muy temprano para alejar el riesgo de muerte súbita. Les dijeron que hicieran sacrificio con el machete con el que iban a la granja.
Todos menos laakpa (cocoyan) consideraron que sus machetes eran muy necesarios para ser entregados para sacrificio. El cocoyan hizo el sacrificio como le indicaron.
A la mañana siguiente, partieron a la tierra, en el camino decidieron ir en busca de palillos de dientes para limpiárselos. Los otros usaron sus propios machetes para cortar palitos de mascar y continuaron su viaje hacia la tierra. El cocoyan le rogó a los demás que le prestaran sus machetes, pero ellos rehusaron, dando como argumento que por haber usado neciamente el suyo para sacrificio, ellos no tenían la obligación moral de prestarle el machete.
Mientras que el cocoyan usaba sus manos y sus dientes para cortar los palillos de los arbustos, los otros continuaron el viaje hacia la tierra. Eşu que era el beneficiario del sacrificio del cocoyan, hizo casi imposible que él pudiera cortar palillos, él estaba decidido a cortar los palillos de mascar pero no podía por más que lo intentaba.
Ya estaba a punto de abandonar, cuando pudo cortar un palillo. Ya el sol había aparecido bailando con fuera y el rocío se había evaporado, él continuó su viaje hacia la tierra.
Mientras tanto los demás que habían continuado su viaje hacia la tierra, llegaron a la frontera del cielo y la tierra, donde se encontraron con el rey de la muerte quien ya estaba irritado por su fracaso de no poder capturar víctimas en la tierra y regresaba con las manos vacías al cielo.
En cuanto la muerte los encontró, les quitó los machetes y los decapitó, regresando con sus cadáveres al cielo. La muerte ya había pasado al cielo antes de la salida del sol. En aquel instante pasaba el cocoyan, cuando llegó a los confines del cielo y la tierra, la gente preguntó cómo pudo engañar al rey de la muerte, cuando el explicó las dificultades por las que tuvo que pasar, inmediatamente la gente exclamó: “eni tuku eko”, lo cual le ganó el nombre terrenal de Ekoko, esto es, el que pudo engañar a la muerte.
Esa es la razón por la que hasta nuestros días el ñame, el maíz y el plátano son generalmente decapitados con machetes para sacar sus frutos, mientras que los frutos producidos por el cocoyan son arrancados sin cortarlo.
En adivinación se le debe decir a la persona que haga sacrificio con los materiales usuales que debe incluir su único machete. Se le debe aconsejar que evite viajar muy temprano por la mañana para alejar el riesgo de muerte accidental.


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